Como ya sabemos, todo evoluciona y los hábitats de los humanos son una de las claras evidencias de adaptación de nuestras necesidades a los tiempos, por estas razones debemos pensar en qué van a necesitar las viviendas del futuro. Detectar las tendencias de evolución y anticiparse al futuro ha sido y es fundamental en el ámbito de la arquitectura desde sus comienzos.
Actualmente, adaptarse a los nuevos tiempos significa entender los nuevos entornos, las nuevas necesidades sociales y las económicas y entender las nuevas tecnologías. Para nosotros, como inmobiliaria, significa buscar siempre las mejores propiedades para nuestros clientes, las cuales cada vez deberán ser más sostenibles y eficientes energéticamente, y que a su vez se adapten a las necesidades requeridas por nuestros clientes. El mejor conocimiento de esas nuevas necesidades es lo que permite aplicar mejores soluciones en sostenibilidad, eficiencia y bienestar, marcando así tendencias más inteligentes. Y estas, todas aquellas que se adaptarán mejor a los nuevos tiempos.
Los tiempos actuales, se encuentran marcados por los efectos y consecuencias del cambio climático, la pandemia, los nuevos hábitos laborables, la concentración y condensación de población, entre otras variables, permiten apuntar algunos aspectos a tener en cuenta:
1. Comodidad y confort
El hábitat doméstico ha adquirido un nivel de importancia superior al ser un lugar de descanso, y al mismo tiempo, y sobretodo como consecuencia de la pandemia del Covid-19, haberse convertido para muchos en un centro de trabajo con la implantación del teletrabajo. Digamos que, en los últimos tiempos, el consumo de horas dentro del hogar ha crecido exponencialmente y, a pesar de que probablemente disminuya en un futuro cercano, se ha potenciado la idea de “hogarizar” al máximo los espacios. Incluso, se ha trasladado a las oficinas, para cuando vuelvan a tener mayor actividad. Eso ha conllevado hasta la fecha muchas reformas y promete aún más reformas. Situados en este contexto, los temas relacionados con la orientación de los edificios y distribuciones de las viviendas, las optimizaciones de los flujos calor y frío para abordar mejor los cambios de temporada o las mejoras y ahorro en prestaciones lumínicas, acústicas o ambientales son ya una prioridad para muchos.
2. Adaptación y funcionalidad
El dinamismo a corto plazo y la heterogeneidad en la que vivimos nos obligan, cada vez más, a buscar soluciones versátiles a nivel de espacios y a ofrecer más zonas comunes de servicio, ocio o funcionalidad para las viviendas del futuro. En primer lugar, debemos tener en cuenta que el concepto familia o unidad convivencial cambia cada vez con más frecuencia y como consecuencia, exige facilidad de conversión y adaptación. Asimismo, el elevado coste del m2 en las zonas metropolitanas nos lleva a concebir una vivienda más pequeñas que busca complementarse con mayores servicios de comunidad (zonas verdes comunes, espacios coworking, gimnasios, etc.) o bien fomentan la atracción por viviendas más personales y equipadas en poblaciones cercanas. Por si fuera poco, la potencial reconversión de espacios comerciales o de oficinas ociosas o de edificios abandonados en nuevas viviendas se suma a la idea de trabajar diseños versátiles funcionalmente, con accesos a multiservicios comunes compartidos.
3. Reducción de costes medioambientales y económicos en las viviendas del futuro
En adición a los apartados anteriores, las viviendas deben disminuir inevitablemente sus costes: en gran parte los medioambientales y los económicos. Una tendencia que se encamina a, reducir/ahorrar nuestro impacto sobre el medioambiente (desde emisiones CO₂ o huella de carbono a consumos energéticos o costes de futuros mantenimientos) y producir/autoabastecerse (autogeneración de energías, reciclaje de agua o incluso zonas verdes productivas). Todas las anteriores necesidades conllevan consigo un detallado proceso de actuaciones y procedimientos para disminuir las facturas medioambientales y las directas desde el primer día. Una buena gestión y asesoramiento desde el estudio de la ubicación del proyecto hasta el proceso de construcción final, teniendo en cuenta hasta el útimo detalle. Además, también se deben implementar metodologías contrastadas y avalado con certificaciones exigentes ofrecen los resultados esperados y percibibles en términos de contribución medioambiental y de ahorro para las familias.
Cada una de estas variables posee una gran relevancia, y cada potencial actuación permite generar mejoras. Por eso la mejor opción es la especialización, para abordar cada uno de los distintos retos que nos marcan las tendencias y encontrar las soluciones más beneficiosas en cuanto a sostenibilidad y eficiencia.
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